Comprar RELACIONES

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miércoles, 27 de enero de 2016

Escribir cada tanto

El lago frío y profundo que recordaba es, ahora, otros lagos (y uno con pretensiones de mar), que han quedado debidamente fotografiados, con back up y todo en caso de algún olvido o incidente peor.

La inspiración, mientras tanto, trabaja a reglamento, del mismo modo que la voluntad; y así se va olvidando de los recuerdos que tenía que recordar cuando estuviera frente al lago.

Tal vez era una simple contemplación, ¡añorando un porvenir que nunca vino!  O vino parcialmente, y por eso el presente es apenas una porción  de aquel tiempo que había que rememorar y que fue, en cambio, recordado solo un poco.

Qué pena.

Hoy, que ayer era mañana, la voluntad no ha cambiado su tesitura, y así va, en un descanso que parece no terminar, dejando pasar los días. Parecido a Bioy “yo siempre me entiendo con el ocio”.

“No se suicidó (Eladio Heller). Dejó de vivir. Se cansó, el pobre, de pelear conmigo y dejó de vivir”. [Notas del cuento “Los afanes”]

El libro quedó en casa, de modo que involuntariamente se ha creado la tarea de falsar su hipótesis: « Bioy usa pocas metáforas»

En cambio Onetti es más de usar comparaciones: “Pero la palabra, como un insecto en un papel cazamoscas, se me queda forcejeando, muda, en las mucosidades de la garganta” [Juntacadaveres, pag 31]

[La nueva idea, es escribir poco a poco en el teléfono celular. Pequeñas notas que se supone van a componer un texto mayor. Dadas la falta de tiempo y de ganas, la nueva idea bis es hacer simples argumentos, sin mayor desarrollo, y venderlos como mensajes de texto, con el copiado título de “cuentos para leer en la combi”]

Un espacio vacío. El camino se vuelve cada vez más complicado, que se bañen en la casa, que no traigan gente, que no prendan el aire, que no acompañe a la chica, que no guarde el vinagre, que no tenga cómo hacer las excursiones, que se haga la cama.


Venía por la avenida, y dobló por una calle lateral. El silencio se hizo de pronto, apenas caminó unos metros, y el rumor de los motores y de los neumáticos en el asfalto parecía mucho más lejano. Trataba de pensar cosas nuevas, luego de haber leído en un blog algo sobre pensamiento creativo. Pero se le hacía difícil. Volver sobre las mismas cosas era casi inevitable.

miércoles, 20 de enero de 2016

Una elipsis ya pronto serás

Pájaros en la boca
de SAMANTA SCHWEBLIN


Schweblin, Samanta; Pájaros en la boca
Literatura Random House; Buenos Aires; 2015






En esta oportunidad analizaremos el cuento "Pájaros en la boca", del libro homónimo de Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978); a la luz de dos ejes principales:
1. El principio de construcción
2. Interpretación de lo no dicho.







1. Una elipsis ya pronto serás

Una de las características principales de la literatura de Samanta Schweblin es la elipsis, en tanto que la narración se desarrolla con fluidez haciendo hincapié en los personajes más que en los hechos y sus causas. Los porqués están estratégicamente omitidos. Así comienza el cuento:
Apagué el televisor y miré por la ventana. El auto de Silvia estaba estacionado frente a la casa, con las balizas puestas. Pensé si había alguna posibilidad real de no atender, pero el timbre volvió a sonar: ella sabía que yo estaba en casa. Fui hasta la puerta y abrí.
El narrador, aquí, nos sitúa en un escenario tenso: Silvia lleva las de ganar, y el personaje que cuenta se siente acorralado (piensa en no abrir). Sin embargo, a medida que avanza la narración, nada se nos dice acerca de las causas de esta necesidad de huir. Poco después sabremos que tienen una hija en común, Sara, con algunos problemas de alimentación; pero no hay más información sobre estos padres: ¿estuvieron casados y se divorciaron? ¿tienen esta hija pero nunca vivieron juntos? ¿Sara es la hija de uno de ellos solamente?

Todas cuestiones que quedan ahí flotando y que nos mantienen en vilo a lo largo de todo el cuento.


2. ¿Lo digo o no lo digo?

Esta estrategia narrativa se ve reforzada por la presentación de los personajes en determinadas circunstancias, pero que no están explicadas allí en el cuento, sino que quedan libradas a la interpretación del lector. ¿Por qué, entonces, escribir de esta manera? ¿Cuál es la intención de narrar sin contar?

Hemos dicho otras veces en este blog que la tarea del artista es prolongar la experiencia de la percepción mediante el oscurecimiento de las formas. Esto puede verse también en la pintura o la fotografía, cuando el artista privilegia la entrada de la luz para resaltar algunos aspectos y ocultar otros. Veamos algunos ejemplos:

- Comés pájaros, Sara -dije.
- Sí, papá.
Se mordió los labios, avergonzada, y dijo:
- Vos también.
- Comés pájaros vivos, Sara.
- Sí, papá.
Y esto será todo lo que se diga sobre el problema de Sara, a excepción de algunas disquisiciones que hace el padre acerca de si esto es mejor o peor que drograrse o robar.

¿Cuál es, entonces, el objeto de no decir nada más sobre algo tan fuerte? ¿Es un puro ejercicio narrativo sobre el fantástico?

Es posible, aunque no tenemos esa certeza. Samanta es, sin duda alguna, una gran heredera del mejor Cortázar, y cultiva el genéro fantástico con maestría. Pero en este caso, entendemos que lo que se busca es prestigiar las dificultades que tienen los padres para acercarse a sus hijos adolescentes. Aquí Sara come pájaros vivos. Por allí hay chicas que dejan de comer, o comen en exceso, o tienen enormes dificultades con la alimentación por las razones que sean, y en general se las ve como "chicas problema". 

Entonces, en este cuento, Schweblin nos pone con gran soltura frente a un tema que muchas veces no se sabe cómo afrontar: el padre de Sara, por ejemplo, busca soluciones en el afuera (envases, folletos, internet) pero no se ve que intente hablar con la hija, entender mínimamente lo que le está pasando.

Pero, en su favor, hay que decir que logra hacerse cargo completamente de su cuidado.


Conclusión

Samanta Schweblin tiene como principio de construcción de sus narraciones la elipsis y lo fantástico. Se centra más en la descripción de situaciones que a primera vista son incomprensibles, limítrofes del absurdo y hasta de lo ridículo, podría decirse.
Sin embargo, a poco de volver sobre lo andado, encontramos que lo no dicho dice mucho más de lo que parece.


FERNANDO BERTON
ENERO, 2016


viernes, 15 de enero de 2016

recuerdos olvidados


me propuse olvidar. y olvidé
tanto que ya no recuerdo nada
ni bueno
ni malo
mi tábula
solo es rasa

hasta que escucho que alguien dice
la palabra recuerdo
y entonces te mando
todas mis palabras beso



Fernando Berton
Enero, 2016

miércoles, 6 de enero de 2016

La fría estadística

José Viñals; Miel de Avispa; Editorial de Belgrano; Buenos Aires; 1982
La fotografía que ilustra este artículo es de un libro que tengo como de cabecera, de un autor poco conocido, y acaso algo profético: este libro, de 1982, nada menos, cuenta las historias de un pueblo en la provincia de Córdoba que se llama "Corralito"...

Pero en realidad, este pequeño preámbulo es para presentar el tema de hoy: las estadísticas.
Debo el título de la nota al cuento homónimo del libro de marras, y cito un pedacito del comienzo:

VEA, EL 80% DEL PUEBLO somos gringos, el 60% gallegos y el 20% criollos, argentinos puros quiero decir. De otras extranjerías más seleccionadas andamos pobres, pero algo tenemos. Tenemos 5 familias turcas, 4 que viven de este lado de las vías y 1 que no es una familia porque es 1 turco que vive solo del otro lado de la estación, o sea un 5% justo de árabes, digamos, porque decirles turcos ofende.

Y así continúa.

Sin embargo, más allá de la forma muy interesante que el narrador presenta las estadísticas poblacionales de "Corralito", llama la atención que puedan interpretarse con tanta facilidad lo que comúnmente se conoce como "los fríos números". ¿Para quién son fríos los números?

Y entonces así vamos llegando al tema que nos convoca: la normalidad. Vemos que a la vuelta de cada página del diario -no se equivoca el lector asiduo de este blog si cree ya haber leído esto por aquí- aparecen un sinnúmero de atrocidades cometidas por no menos atroces seres. Podría hacer un esfuerzo creativo a la manera de Viñals, pero me limitaré a la anodina y ascética enumeración (no taxativa, por cierto). Tenemos, entonces, seres como:

  1. ladrones
  2. rateros
  3. motochorros
  4. pungas
  5. bolsiqueadores
  6. estafadores
  7. vendedores de humo
  8. asesinos
  9. asesinos seriales
  10. femicidas
  11. maltratadores
  12. acosadores morales
  13. pedófilos
  14. secuestradores
  15. reducidores de autos
  16. piratas del asfalto
  17. reducidores de cabezas
  18. delincuentes no contenidos en esta lista
  19. racistas
  20. homofóbicos
  21. xenófobos
Esta es, como decía, una lista no taxativa, y que no pretende ser, de ninguna manera, graciosa. Es poner el acento en la cantidad abultada de posibles formas de la anormalidad, versus una sola forma de normalidad.

Dicen por ahí que no han crecido los crímenes, sino que hay mejores estadísticas. Esto quiere decir, según veo, que son temas que vienen desde bastante lejos. Pensaba en las tragedias de la Grecia clásica (sg V a.c.); que tienen unos 2500 años y una gran vigencia. Pensaba en el secuestro de las sabinas por los fundadores de Roma, que se quedaron sin mujeres, e inventaron un ardid para birlarles las suyas a un pueblo vecino. Pensaba en los cristianos, que pasaron de ser alimento de los leones en el Coliseo Romano al mayor grupo genocida organizado de la historia antigua y medieval. Pensaba en las más de 1800 mujeres asesinadas en los últimos 7 años (2008 a 2014, no encontré datos de 2015. En http://www.lacasadelencuentro.org/portada.html). De todos esos casos, 9 de cada 10 fueron cometidos por las parejas o ex parejas de las mujeres asesinadas.

Esto muestra, mínimamente, por cierto, un panorama bastante restringido en casos pero amplio en el tiempo para que debamos replantearnos el término "normal". ¿Podríamos hacer un listado de cantidad de personas "normales" para comparar con el listado de personas "anormales"? 

Todo el tiempo tenemos que luchar contra nuestros instintos más bajos, esos que están ahí desde siempre, que a veces ni nos damos cuenta de que los tenemos. ¿O acaso es normal que cincuenta mil personas insulten a otra porque cobró penal, y lo amenacen con que no va a salir de la cancha?

En fin, a esta nota le falta remate, pero a esta altura, es lo que menos se necesita.

domingo, 3 de enero de 2016

Cuchá

Cerati y Spinetta en vivo

Hay en este blog una serie de notas que se llaman "dejar de fumar", que después cambiaron a "respirar", una vez cumplido el objetivo.
Y al mismo tiempo surge una otra serie que se llama "sonreír", por esas cosas que te hacen bien (cada uno decide cuales)

"Cuchá" -repetido varias veces- es lo que le decimos a alguien cuando un tema nos gusta mucho, por las razones que sean.

#Bajan es una canción bellísima de Spinetta. Dice, por ejemplo:


Viejo roble del camino
tus hojas siempre se agitan algo

Hoy quiero traer este tema a colaboración porque es una forma de hacer belleza de lo feo, de hacer algo feliz de lo triste. Son esos tonos menores que nos invitan a reflexionar, a pensar qué hicimos mal, y qué hicimos bien.

Y a disfrutar de un breve solo de guitarra al finalizar la canción.

La versión que propongo es de un recital maravilloso: Spinetta y las bandas eternas,  de 2010. En este caso junto a Gustavo Ceratti. Vemos al flaco, en su dificultad de respirar, cómo se las ingenia para llegar a los tonos. Y sin embargo, aunque estaba ya en maniobras de aterrizaje, nos regaló a todos este concierto.

Pero puede el lector buscar la versión original del disco Artaud, o la del propio Ceratti en Amor Amarillo, o hacer sus propias búsquedas, o ignorarla redondamente.

Simplemente es un homenaje y una invitación a pensar en qué cosas hicimos mal para no poder cantar, o caminar muy rápido, o no poder vivir sin tomar algún medicamento.

¡Salud!

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