La tarde se fue enfriando poco a poco, como el corazón. Ya no se sabía muy bien si lo que se veía a lo lejos era un amor o un desamor. Apenas un poco de espuma le llegaba hasta los pies, y se producían algunos diálogos elípticos.
- ¿Este es el bebé de Esther?
- Es este, seee....
- ¿Qué tenés de beber?
- Té verde. Leche. Seven. ¿Qué querés?
- Tè verde, ¡es excelente!
Se fueron caminando despacio hasta la cocina. Perez prendió el fuego para calentar el agua, y Neme se quedó sentado en la banqueta cerca de la ventana, mirando hacia lo lejos.