Comprar RELACIONES

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martes, 31 de julio de 2012

La cuenta, por favor


Pedir la cuenta significa llegar al final de algo. De ahí en más, será hasta la próxima.
- La cuenta, Señor, por favor.
Y el Señor, que poco sabía de adiciones gastronómicas en el principio de los tiempos
le mandó a la parca.
Llegó, así, el primer muerto a los cielos.
Lo volvieron loco, puesto que era el único,
ángeles, arcángeles y otras criaturas
celestiales,
lo acribillaron a preguntas.
Cómo te diste cuenta que habías muerto
Es doloroso morir
Cuanto tardaste en llegar aquí
Viste si el infierno está debajo del cielo
Está pavimentado el camino del infierno
-como dicen-
de buenas intenciones
Y tantas otras preguntas por el estilo
hasta que el primer muerto, confundido
porque lo que estaba pasando
sonaba más a un castigo
que a la gloriosa vida eterna
gritó ¡Basta!
y pidió audiencia con el Señor

El silencio que sobrevino fue terrible
insoportable

Callaron Querubines y Serafines
callaron, también, Ángeles y Arcángeles
salvo uno, el más bello ángel de todos
   los ángeles

   Con voz de trueno, aunque con toda
calma, dijo al primer muerto que
llegaba a los cielos:
    El Señor no concede audiencias
    a las muertos
    por más primer muerto que sea
    pero, por eso mismo, manda decir
    que me transmitas a mí, el más ángel
    entre los ángeles,
    tus motivos para querer molestarle

Se aclaró la voz el primer muerto
y mirando fijo a los ojos al emisario
del Señor,
habló
¿Y así reciben al primero que llega
a los cielos
para disfrutar los goces de
la vida eterna?
¿Tal el trato que le brindan a quien
ha cumplido los preceptos que el Señor
impartiera, que ha sacrificado puntualmente
sus corderos
y cumplido puntillosamente
los mandatos del Shabbath?

Se produjo, nuevamente, un silencio
que podía cortarse con cuchillo
y se produjo, entonces,
una lucha enorme entre el Ángel más bello
y el muerto más muerto

Cayó el Ángel de los cielos
en el fragor de la batalla,
y quedó el muerto medio muerto
de cansancio
en su nube con sus alas
por toda la eternidad

(La cuenta, eso sí, quedó sin pagar)

Fernando Berton

Copyleft: Julio, 2012



lunes, 30 de julio de 2012

Sonreir


Esta es una nueva etiqueta: Sonreír. Alguna vez leí que es decirle al cuerpo que te sentís bien. Que no todo está perdido, como parece si le hacemos caso a "Adivinanza y los medios de comunicación", (que puedes encontrar en este mismo blog).

El señor de la fotografía es Al Di Meola. Eximio flautista, y que también se la rebusca con la guitarra. Pueden poner en U tube "Al Di Meola - Libertango", y escuchar cómo una guitarra electroacústica suena, por momentos, como eléctrica. Cómo este señor toca con una guitarra lo que otro grande hizo con un bandoneón.

Estas son cosas que me hacen sonreír. Iré buscando, a lo largo de los días, otras, para recordarlas cuando un pedazo de tristeza, o de bronca y furia, vengan de repente a llevarse la sonrisa.

Gracias Astor y gracias Al. Queridos lectores, escuchen las dos versiones, y después me dicen si pueden dejar de sonreír.


¡Salud!

Escribir todos los días


Escribir todos los días aunque sea un poco aunque sea triste. Un poco de lo poco de bello que ocurre en medio de la rutina agobiante, la falta de tiempo o las ocurrencias a deshoras. Escribir aunque sea de este modo es hacerle una gambeta al destino; es estar por un instante en otro lado, al costado de otra dimensión, es alcanzar fugazmente un pedacito  de felicidad.

(Esto es un comentario que hice en mi teléfono celular hace un tiempo. Buscaba, hoy, una fotografía para ilustrarlo, y dí con este blog, y quiero compartirlo, porque esto del oficio de escribir es bastante parecido a lo que quería decir. Invito, entonces, a que visiten http://oficiodescribir.blogspot.com.ar/ )


domingo, 29 de julio de 2012

Respirar 4


Entonces, casi de pronto, me animo a subir, a escalar, sin temor a morir en el intento.
A levantar un pie, y luego el pie, y recordar a Cortázar mientras el pie acompaña al pie, y poner las manos así para asir, por un instante, un peldaño, para estar en posesión del propio destino por un segundo apenas.
Que así  de la nada parece   una tontería, pero resulta un logro más que destacable, si  me pongo a pensar por un momento que no hace mucho tiempo hubiera sido capaz de salir descalzo con tal de no subir a buscar los zapatos si me los hubiera olvidado . Y estas son las cosas que me dan ganas de seguir, porque me doy cuenta que estoy yendo hacia una vida mejor, que no sigo rompiendo lo que ya está roto, y que tal vez pueda respirar cada día más


De todos modos, por un instante siento que el frío no me hace bien, y vuelvo a sentir el pecho cerrado, que al aire le cuesta entrar, y que necesito estar en lugares calientes. Si bien debo aclarar que lo que siento no tiene punto de comparación con lo que me pasaba hace no menos de un mes, que en el momento mismo de levantarme sentía el pecho totalmente cerrado, y una lucha permanente por un poco de aire.


Y por eso van todas estas fotografías de escaleras, porque subí por todas ellas y pude seguir caminando  al llegar. Porque son el símbolo de lo conseguido, y de lo rápido que uno se recupera de una situación tan espantosa como la que va quedando atrás. 
¡Salud!

lunes, 23 de julio de 2012

Expiración

viene a ser, de algún modo, lo contrario de la inspiración
es sentir que no ocurre nada digno de ser contado
o que el cansancio de un día intenso de emociones
se da de narices contra un reclamo absurdo
o inesperado
tal vez injusto
tal vez no
pero que sin dudarlo un instante
no estabas esperando
no lo tenías en un tus planes
que consistían en llegar a casa
despojarte 
de los zapatos
del cansancio
de la muerte
que de a poco
sin agitarse
va ganando terreno
pero no te lo dice
apenas te mira de reojo
se esconde detrás
de una magnolia
que aparece de repente
de la nada
en una calle olvidada
de sus vecinos y de sus parejas
que alguna vez pasearon sus sentimientos exaltados
y hoy están ahí entre los musgos de los adoquines llenos de odio
entre las juntas
y nada más



Fernando Berton
Copyleft: Julio de 2012

viernes, 20 de julio de 2012

Prolijo pero vago


El tipo (o tipa, la verdad no lo sé, pero a los efectos del relato será "tipo", para evitar las molestas generalizaciones que llevan la forma estimado(a) usuario(a)), tiene ganas de emprolijar su casa. Que no digan "che, mirá el coso este que vive en ese edificio todo roñoso".
Así que ese día se levanta temprano, se toma unos matecitos, un par de bizcochitos, y después va y se compra un rodillo, un tachito de pintura, y, orgulloso, se pone a pintar, y la casa le queda un chiche.

- Vieja, ¿qué hago con lo que sobró de pintura?
- Ay, no sé viejo, ¿por qué no pintás un poco el frente que está re feo?

Y sí, la verdad que una pintada no le vendría nada mal.

Entonces, sale al balconcito, rodillo en mano, y pinta. Hasta donde le dá el brazo, claro. Bueno, no van a decir que el tipo es un desprolijo, pero que es un vago, no cabe ninguna duda. Porque ¿qué le costaba sacar la escalera, o un simple banquito, para emparejar un poco?

En fin, acaso yo sea demasiado quisquilloso.

¡Salud!




jueves, 19 de julio de 2012

La digestión de la Humanidad


1º de mayo de 1997.


                El Capitalismo no deja nada librado a la improvisación. ¿Cómo podía llamarse un café en la entrada de un aeropuerto?. “Punto de encuentro”. (En francés, claro, pero no puedo escribirlo bien).
               
                En el medio del embotellamiento hablamos (si puede decirse), de Chirac, Astiz, Platini y France ´98. Al fin llegamos a su casa, y pude arrellanarme en un sillón, con café instantáneo y leche en polvo. (Típico lugar de soltera con muchas obligaciones. Muy cool). Eso sí: hacía bastante frío.
               
                Luego de saltearnos el almuerzo, fuimos a caminar por París:  L´Etoile, La Louvre, Place de la Concorde, Champs Elysèes, un viajecito en Metro. Frente al Louvre pude ver la famosa pirámide de metal y vidrio que mandó a construir Miterrand. Una verdadera pena, porque cubre la fachada del edificio, que en mi opinión es mucho más importante. Y por dentro, uno se encuentra ahora con una variedad de negocios de ropa, reproducciones de las obras, cafés y venta de cigarrillos. Nuevamente, el capitalismo ha hecho de las suyas: seguramente los miles de turistas que recorren el museo, luego de algunas horas deben sentir deseos de tomar algo, de comprar un suéter o de ir al baño. Y qué mejor que hacerlo dentro mismo del lugar, en esta vieja cultura frita. Seguramente, al volver a casa, uno puede jactarse de ese bello pulóver que ha comprado en el mismísimo Louvre. (Y yo que pensaba que hacer un shopping de las Galerías Pacífico era una especie de salvación posmoderna a una hermosa obra de arquitectura. Una cagada, en verdad, pero al menos se recupera un bello lugar para la ciudad).
               
Pero al ver el Louvre convertido en una especie de Galerías Pacífico en el primer mundo, me dio como una cosa. Porque, que yo sepa, el museo francés nunca estuvo lleno de mugre, ratas y delincuentes. París, en general, ha respetado la Historia de sus calles, sus farolas y adoquines parejos con miles de años. De hecho, durante la Segunda Guerra, los vitrales de Nuestra Señora de París fueron guardados para evitar alguna bala perdida. Y ese respeto por la Historia es un culto a la identidad de la ciudad y de sus habitantes, que por generaciones pueden disfrutar de los mismos lugares de la misma manera, que sólo son mantenidos en su forma original.

                Todo esto, cher Karine, es lo que intentaba decir mientras caminábamos en silencio por las Tulieries, les Champs Elysèes. Es, en parte, lo que quise decir con “La digestión de la humanidad”: haber visto el Louvre rodeado de mierda capitalista, que no se pierde ninguna oportunidad de vender a gran precio lo que vale menos de la mitad a diez cuadras.

                De hecho, el museo mismo es una muestra del producto de la digestión: tenemos ahí las obras de griegos y egipcios que fueron conquistados por la avasallante cultura occidental, que se afanó todo lo que pudo. (Imaginaba a Napoleón, mientras ponían el Obelisco en la Concorde, puteando por no haber podido traerse las Pirámides. E imagino a Miterrand, mientras construía esa mierda de pirámide vidriosa, creer honrar a Napoleón. Pienso en las Galerías Pacífico,  y no puedo dejar de reírme).

                En cierta forma, si es cierto que la Grecia Clásica es el origen de la cultura occidental moderna, este siglo xx es el fin del proceso digestivo, y nada de lo producido hoy por el capitalismo puede ser otra cosa que mierda.

                Los griegos no creían que esclavizar gente estuviera mal. El capitalismo tampoco cree que el plusvalor esté mal, y que la opresión del trabajador por el capitalista sea algo que haya que reconsiderar. Los griegos, al menos, hablaban de esclavos con todas las letras. El capitalismo, en cambio, habla de libertad (legalidad y fraternidad, pero dicho en francés), del tipo que tiene que romperse el lomo para producir algo que jamás podrá comprar con el maldito sueldo que gana, por decirlo de algún modo.

                De tal manera que hemos caminado todo este camino para estar tapados de mierda. Para haberle afanado las estatuas a los pobres griegos y ponerlas en un museo de París (adonde deberá viajar un griego moderno si quiere conocer esa parte de su propia Historia).

                Francia está sufriendo en carne propia, también, un fenómeno similar cuando discrimina a esos africanos que vienen de las colonias hablando en francés rudimentario de libertad, legalidad y fraternidad.

                Acaso Lennon lo ha dicho mejor y más sintéticamente:

Imagine

Imagine there’s no heaven,
it’s easy if you try
no hell bellow us
above us only sky
imagine all the people
living for today.
Imagine there’s no countries
it isn’t hard to do
nothing to kill or die for
and no religion too
imagine all the people
living life in peace...
Imagine no possessions
I wonder if you can
no need for greed or hunger
a brotherhood of man
imagine all the people
sharing all the world.
You may say I’m a dreamer
but I’m not the only one
I hope some day you join us
And the world will be as one.

miércoles, 18 de julio de 2012

Respirar 3

Chile y Paseo Colón


Ahi tenés, esta es la subida por Chile desde el Paseo Colòn. Llegás a  Balcarce sin esfuerzo, porque no hay, casi, pendiente. Claro, comparado con San Juan o cualquiera de las otras. De paso, te podés tomar algo en alguno de los barcitos que hay.

En la esquina de Chile y Defensa, te podés sacar una foto con Mafalda, el entrañable personaje de Quino, que hoy anda cumpliendo años.  Unos 80, nada menos.

También podés mirar los edificios, de distintos estilos, algunos de colonial español, otros neoclásicos, con frisos estilo greco romano, un edificio de la vieja Compañía Italo Argentina de electricidad, con distintos colores, algo chillones, para atraer la atención del turista, supongo.

Y podés, también, ahora que te dedicás a respirar, oler la basura que hace varios días que no se levanta por distintas huelgas, y que le dan una nota desagradable a este barrio histórico de la ciudad.

Que hace un tiempo, era refugio de los que no teníamos mucho dinero, y cruzábamos la Avenida de Mayo para comer, en algún bodegón de Defensa o Tacuarí, un bife de costilla con fritas por la mitad de precio que en Sarmiento y San Martín. Pero claro, eso ya no es así. Cualquier pavada que comas te sale no menos de pesos cuarenta y cinco.

Pero bueno, los edificios están ahí, y se pueden disfrutar. Supongo que la basura algún día la van a levantar, y que también levantarán el país, y que los reyes magos me van a traer un metegol que pedí hace tiempo y no llega.


martes, 17 de julio de 2012

Respirar 2 (Vamos subiendo la cuesta)

El edificio blanco que se ve sobre la izquierda es el antiguo Patronato de la Infancia (PADELAI), que está, en estos días, tomado, y parece tener un conflicto con la ciudad. Próximamente, veré de ahondar en este tema. Pero, en realidad, lo interesante, es la diferencia entre Balcarce y Paseo Colón. La verdad no soy bueno para este tipo de cálculos, pero supongo, sin método específico, que debe haber no menos de 4 metros. Que, cuando uno baja, no tienen demasiada importancia (sí hay que tener la precaución de bajar en zig-zag, para no sentir que los dedos te van a perforar el calzado); pero que al momento de subir, te pueden dejar la lengua por el piso, el culo haciendo así, y los pulmones pidiendo por favor.
     Ahora, la verdad verdadera es que ya no me asusta. Puedo subir desde el Paseo Colón hasta Balcarce así como vengo, sin parar en el medio de la cuadra a buscar un poco de oxígeno. Sin que me tiemblen las piernas.
     Estas son las cosas positivas que estoy pensando para sentir que lo mejor que uno puede hacer es respirar. Desde el yoga, se dice que el alimento más importante es el aire. (Podemos vivir más de diez días sin comer alimentos sólidos, pero unos pocos minutos sin respirar)
    No piense en un caballo blanco apunta, precisamente, a proponerse metas positivas. Respirar, despertar a la mañana sin hacer un ruido infernal, sin boquear como pez fuera del agua. Y esto, con un diagnóstico de E.P.O.C. (=Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), y también enficema, es decir, destrucción de los alveólos pulmonares que producen una sensación de que el aire entra pero no sale, y escuchás un ruido espantoso al respirar.
     Ya quedó dicho, el cuerpo reacciona de forma maravillosa: en menos de una semana, puedo dar saltitos para subir un cordón, y hasta ensayar un trote cuando el semáforo repentinamente se pone a favor de los automovilistas.
      Descubrí, también, que había encontrado un recorrido que evitaba lo más posible las subidas pronunciadas (por ejemplo, si sos todavía un fumador pesado, te conviene  subir del Paseo Colón por la calle Chile, que tiene una cuesta mucho más suave que cualquiera de las demás) Claro, dependiendo de cuántas cuadras te tome llegar hasta Chile, si no, lo mejor es encarar la subida, y hacer un alto en el medio, hasta que puedas darte cuenta y dejar de pensar en lo que no tenés que hacer, y hacer lo que tenés que hacer, es decir, respirar mejor. Y así, cuando veas la cuesta como se ve acá, no te va a dar miedo, ni te vas a agitar como si corrieras una maratón.
     ¡Salud! y que puedas pensar en positivo.



PD: Al final me puse un poco demasiado pedagógico, o iglesia pentecostal. Perdón, no es la idea, pero estoy tan feliz con esta decisión que he tomado, que se me va la mano.
Probá, nada más. Gracias por leer.

lunes, 16 de julio de 2012

Good bye, George LIght!

Jorge Luz (1922-2012)

         Tal vez su propio apellido le daba la lucidez que nunca perdió. No hace mucho lo escuché en un reportaje, y el tipo estaba fresquito como una lechuga, como se dice.
         Hacía un personaje en la televesión, allá por los años 70, con los humoristas Almada, Espalter, y otros, que era un director de cine de películas "de autor", al estilo Bergmann. El cronista, suponiendo una serie de intrincados metamensajes, referencias ocultas y segundas intenciones, le hacía preguntas sesudas acerca de lo que él había entendido. Y este director, con su característico tono agudo, siempre le respondía ¡Nada que ver!, y se despachaba con una serie de explicaciones rudimentarias sobre los verdaderos motivos de las escenas.
(Bueno, con google y todo, no puedo acordarme ni el nombre del personaje ni el programa ni un corno, pero sí recuerdo un homenaje que le hicieran Charly García y Pedro Aznar en el disco Tango 4, de 1991. A continuación va la letra de "Cucamonga Dance"


¿Dónde está mi mapa?
Yo viajé por LAPA
¿Dónde coño fui a parar?
¿Qué hago en el desierto?
yo buscaba un puerto
y se me aparece un bar.
Yendo a California
me encontré a la momia
que me invitó a pasar
George Light
es la estrella tonight
George Light
es lo más grande que hay.
Tomate este drink
¡la fiesta va a comenzar!

Soy sevillana señores
y también reparto flores
Cuando me falta el dinero
me arrimo a los extranjeros
y si no compran mis dones
¡es que son unos pajeros!

(Cuca-Cuca-Cuca-Trap)
¡Hay mozos en la pista!
¡Se me va la vista!
¿Qué me dieron de tomar?
Me salieron tres cabezas
por nariz tengo una mesa
¡y no paro de girar!
Yo era un argentino
le daba sólo al vino
pero esto es otro
plan (Rombo!)
¡Dance!
¡Cucamonga Dance!
Pa'delante
y pa'tras.
¡Cucamonga Dance!
Pronto lo qprenderás
¡Cucamonga Dance!
¡Cucamonga Dance!
Just a little drink...
Just a little drink...
Just a little drink...
There is a fine line
between travelling
and becoming a monster!

 El resaltado lo canta el mismísimo Jorge, en un tema tan divertido como era él. 
¡Salud, Jorge, hasta siempre!

PD: En el mismo disco, hay, también, un gran homenaje a Sandro. 1991, recuerden.

domingo, 15 de julio de 2012

Una gran historia de amor


     Hace un tiempo pasé por este dique en Puerto Madero, y ví la inscripción con esténcil (supongo que debe castellanizarse de esta forma) en el piso. Poco después volví con mi cámara para tomar una foto. Encontré que habían agregado unos nombres, acaso intentando capitalizar la historia de otros. Se me ocurre esto porque los nombres fueron inscriptos con marcador, y desentonan con el original.
     Al mismo tiempo, se me ocurre, la historia de amor más grande del universo se merece un poco más de prolijidad (un stencil, por lo menos).
     Y pienso, entonces, en los verdaderos protagonistas, que seguramente deben andar por ahí, recorriendo el mundo, marcando los hitos de su historia de amor, y que por algún motivo no pusieron sus nombres ahí.
     Yo tuve la suerte de dar con el comienzo. Y digo suerte porque el inicio es siempre más esperanzador que agarrarlo por la mitad. O aún peor es encontrarse un mensaje que anuncie el final de la más grande historia de amor.
     Creo que voy a  volver sobre este tema, con la intención de hacerlo un poco mejor, porque esta historia se lo merece.
     Por ahora, queda aquí el registro, el comienzo del comienzo, ¿nocierto?, y pensar que esta gran historia de amor sigue poniendo hitos por el mundo. O la ciudad, claro, no necesariamente tiene que andar por el mundo, eso es una simple idea mía, y qué bueno estaría encontrar un segundo mensaje, "Por aquí continúa la historia de amor más grande del universo".
     De modo que si alguien sabe por dónde va esta historia, que se anime a decirlo.
     ¡Salud!

sábado, 14 de julio de 2012

Mangueras

Algarrobo - Parque Nacional Talampaya
 
El àrbol que vemos en la imágen es un Algarrobo, tomada en el cañón del río Talampaya. Las plantas que crecen ahí son achaparradas, con espinas más que hojas, que toman formas extrañas, retorcidas, como si les doliera crecer, mantener la escasa a nula humedad que encuentran en el suelo o en el aire para poder verdear apenas. (El promedio anual de lluvia en el Talampaya es entre 150 y 170mm. Para darnos una idea, en una tarde de furia -luego de la cual los negocios de Belgrano quedan  inundados hasta acá, pueden caer 80 mm, vale decir, apenas un poco por debajo de la mitad de todo un año en Talampaya).
Los árboles que se ven son todos Algarrobos, que los nativos llaman “El Árbol”,  en señal de respeto por el enorme trabajo que debe realizar para crecer, y brindar sombra, leña, alimento. Ver un Algarrobo en esa sequedad inmensa,  verdaderamente inspira admiración. Supongo, también, que el mito originario de esta gente debe ser que los hombres descienden del Árbol (no se ven monos en esta zona), y no por nada la historia de una persona o familia no se llama mono genealógico.
Cuando nos referimos a nuestros vínculos, hablamos de raíces.  Esas que penetran la tierra para obtener sus nutrientes, y a la que le devuelven sus hojas secas, sus pedazos de corteza, su simiente, que brindan, en mayor o menor medida, fertilidad a las plantas que allí crecen.
En otras clases de mitos originarios, el pecado consiste en comer el fruto del Árbol de la sabiduría, que domina el paisaje del jardín paradisíaco. A la sombra de ese mismo árbol, se ha descubierto la fuerza de atracción gravitacional. Y al llegar a lo más alto de la copa, con las rodillas raspadas y las manos temblorosas, por el esfuerzo, el miedo y el punto en donde ya no sabremos si la rama va a seguir sosteniéndonos, el niño se siente en la cima del mundo, de ese mundo que es su árbol, el de su casa, su barrio, su potrero, y que le ha permitido llegar a lo más alto.

Siento que crezco
Y que subo
Y que me veo por dentro
Y me toco y me reconozco
Y a mi lado estoy yo
Que me hablo y me entiendo
Y que ahora soy sueño
Y me acerco y no muero.

Leí estas palabras en la contratapa del disco La Biblia. Debo admitir que entonces no las entendí, y así pasé muchos años. Se perdió el disco entre mudanzas y préstamos a personas inescrupulosas que no dudaron en quedarse con él. Gracias a Internet, pude recuperar esos versos. Y descubro que sigo sin entenderlo del todo.
Pero he podido viajar a las duras tierras del Algarrobo, y logré entender que son, ésas, las declaraciones del Árbol.
Que, por suerte, no pueden trasladarse hasta la capital, y ver cómo, cada mañana, miles de litros de agua potable son tirados a la nada para, sencillamente, limpiar las veredas, que volverán a estar tan mugrientas como siempre apenas unos minutos después.
Yo no sé qué se puede hacer para evitar semejante despilfarro. Algún día, cuando no tengamos qué tomar, alguien tendrá una idea mejor, pero pienso que los edificios, sus consorcios, las personas que los habitan, mejor, ya que los edificios no piensan ni tienen ideas ecológicas, deberían buscarle la vuelta y tener una conexión de agua no potable, porque verdaderamente, ver que un árbol se retuerce por un poco de humedad, es creer, a la vez, que se retuerce por el despilfarro.







viernes, 13 de julio de 2012

Respirar

De pequeños, jugábamos a mantener la respiración. En el agua, o en un zaguán, o en las baldosas frías del pasillo que separaba un jardín de un dormitorio.
Sentarse en esas baldosas en el verano, era como tomar una gaseosa helada después de jugar a la pelota en el potrero de a la vuelta.
Luego, vinieron otras sensaciones, en la época en que los chicos usábamos pantalones acampanados, y las chicas usaban minifaldas, y al sentarse en las baldosas frías, permitían ver, o entrever, o intuir, intimidades que no podíamos decodificar del todo, pero que ciertas rigideces paradigmáticas nos hacían entender sin mayores fundamentos que se trataba de una cuestión que debía resolverse en el próximo juego de las escondidas.
       Al cabo de varias horas de permanecer esperando, inútilmente, que nuestra supuesta salvación para todos los deseos nocturnos -y también diurnos, a qué engañarnos-, llegara hasta nuestro escondite, no nos quedaba más remedio que dejar nuestra marca en la pared y un enorme deseo disfrazado de otra vez será, pero que por favor sea pronto, porque esto no da para más.
      Después de correr hasta la piedra, y salvar para todos los compañeros, y quedar jadeantes, con los brazos en jarra, los ojos rojos y la transpiración cayendo a borbotones; otra vez el regreso a las baldosas frías, a bajar la ansiedad, a sentir que el aire nuevamente iba oxigenando las neuronas, los capilares, que el cerebro otra vez estaba en funciones -conceptos que, en rigor, solamente adquiriríamos años más tarde-; y que ese beso dado a las apuradas, medio chingado, casi casual, no significaba más que el agradecimiento por salvar a los compañeros.
    Compañeros que, poco después, serían acribillados en Viejo Bueno, y en tantos otros lugares, pero no lo sabía yo entonces, compañero no tenía ese significado.
     Y tampoco lo tenía celular, que en esa época era un colectivo que usaba la policía en sus famosas "razzias", y no algo que hoy tenemos para comunicarnos -muy poco-, o para mandarnos la parte -bastante-
     Han pasado muchos años, y hoy vuelvo a respirar, a sentir el olor de los eucaliptus, y las margaritas y las azucenas. He dejado por ahí algunas malas costumbres. He recuperado la respiración. Y eso está bueno.

   ¡Salud!

jueves, 12 de julio de 2012

She's gone


No está.
Que se ha ido, o escapado, que la han visto por aquí o
Por allá.

Han pasado tantas noches
Tantas tardes
Tantas lagrimas

Y no está

No la veo, no la toco, no me ladra
Solo un cúmulo de días incompletos
De dolores en el pecho
De desanimo

¡Ay! Si acaso se escucharan mis deseos
y plegarias
y mis fuegos se elevaran en mil ruegos

Me retuerzo
Me desplazo
Ya no se que hacer
Con el alma hecha pedazos

Y no está

Que la han visto, que ha corrido, qué se yo
si yo la siento aquí a mi lado con sus manchas, su sonrisa, sus meneos
y de a poco la presiento la imagino y la toco
hasta siempre, para siempre en mi recuerdo

Fernando Berton
Copyleft: Julio 2012

martes, 10 de julio de 2012

No piense en un caballo blanco


                

                 En el último capítulo de "Dejar de fumar" me di cuenta de algo importantísimo: el enfoque estaba equivocado, y como consecuencia, ante la repetición de un hecho negativo, volví al pucho.
    En efecto ( y en esto apelo a la psicología inversa), es mucho mas fácil tener un pensamiento positivo ("voy a pensar en un cielo diáfano"), que en algo pero de forma inversa ("no voy a pensar en un caballo[1]").
     


[1] Como se puede apreciar, ciertamente es muy poco probable que no piense en un caballo. Entonces, la idea aquí es abordar la cosa desde otro lugar: por empezar, la serie “Dejar de fumar” va a desaparecer, y voy a seguir con una nueva que tenga una definición positiva, por ejemplo, algo simple como “Empezar a Respirar”, que da una idea de vida. Además, es un objetivo más copado hacer que no hacer.
  La cuestión pasa a tener un tono ciertamente lingüístico, y está bien que lo tenga, porque según me parece, escribir estas experiencias, sensaciones y sentimientos sobre lo que me pasa con un vicio, no son, ni más ni menos, que cuestiones del lenguaje, y en tal sentido va la historia: encontrar una mejor manera de definir las metas. Y ahí es donde, definitivamente, es tanto mejor decir lo que voy a hacer en lugar de lo que voy a dejar de hacer. Porque, ¿qué voy hacer cuando termine lo que hacía antes? ¿Voy a comer un caramelo o una barrita de cereal en lugar de fumar un cigarrillo?
  Veo que el tema es claro: si uno reemplaza un vicio por otro, el círculo no termina más. Consecuentemente, me propongo escribir los capítulos de  “Empezar a respirar”, que abordarán, más o menos, los siguientes puntos:
  • a sentir cómo cada vez el aire entra mejor en los pulmones,
  • cómo cada mañana se siente un silencio al inspirar mientras me desperezo camino de la ducha, 
  • cómo se puede subir la escalera a buscar algo que me olvidé sin temor a llegar boqueando  después de tan solo 15 escalones, 
  • ahorrar unos pesos –tanto en cigarrillos como en medicamentos-, 
  • ganar en objetivos definidos de esta misma manera para otros ámbitos de la vida, 
  • salir de la oscuridad hacia la luz como la semilla que de pronto verdea apenitas sobre el surco y se abre frágil y vulnerable hacia ese sol terrible que la aterra a la vez que la maravilla y la atrae de manera inevitable.

 A ver, esto significa que necesito buscarle la vuelta a los temas que me preocupan de modo tal que se puedan decir evitando la negación. Hacer un esfuerzo, más o menos grande para, precisamente en aquellos puntos importantes, tener una actitud que procure ir hacia la vida, hacia la alegría, hacia el gozo.
¿O es lo mismo, acaso, decir “te amo” a decir “no te odio”? (Aceptando por un instante que uno es el opuesto del otro, claro, y contando con la siempre amable colaboración del lector que sabrá apreciar el objetivo puramente ejemplificante del ejemplo), decir “porque sí” es lo mismo que ¿por qué no? “Te voy a matar” ¿es igual a “Te dejaré vivir”?
Y he notado todo esto esta mañana, mientras tiraba un pucho, después de casi una semana de fumar 10 o 12 por día. Luego de otra en la que fumé 1 o 2 diarios (es decir, 2 cigarrillos cada día, y no dos diarios, que sería bastante mucho más dependiendo si es tabloide o sábana). Y al sentir, otra vez, la incapacidad de respirar, pensé “tengo que volver a respirar”. Y ahí fue que hizo clic este texto, porque al volver a leer la serie “dejar de….”, dije “está mal, en realidad mejor sería pensar en algo que tengo que hacer en vez de dejar de hacer otra cosa”.
Por eso, abiertamente le estoy copiando el método a Rodolfo Walsh de su cuento “Nota al pie”, en el que la nota va creciendo un renglón por página, hasta fagocitarse al texto que le da vida. Bueno, más o menos quiero, desde lo visual, significar que lo positivo va creciendo sobre lo negativo, hasta ser lo más importante, lo más destacable y lo más bello de este recorrido.
¡Salud!

   

domingo, 8 de julio de 2012

Pesadilla


Vengo arrastrando los jirones de los sentimientos
Y de los pocos años felices que quedaron estropeados
Cuando me enganché cruzando un alambrado
Dejé ahí los sueños de la infancia en un cuarto enorme
Con un techo de cuatro metros de alto
Muebles que crujían todo el tiempo
Sin estufa en invierno
Apenas un ventilador asmático en el verano
Y un  pollito de plástico que se las ingeniaba
Para aliviarme de la yegua nocturna
Del dolor en los dientes de tanto tenerlos apretados
De la espalda doblada
Y el terror entre las cejas


Fernando Berton
Copyleft: Julio 2012

sábado, 7 de julio de 2012

Dejar de fumar 4

Añadir leyenda
        Hay cincuenta mil razones para fumar: porque estás triste, feliz, porque estás aburrido, porque estás mirando un partido de fútbol, porque estás nervioso, porque querés disfrutar un momento de tranquilidad, porque hiciste el amor, porque no lo hiciste, porque estás apurado, porque estás por entrar a un lugar donde no se puede fumar, porque acabás de salir de un lugar donde no se puede fumar, porque ganaste a la quiniela, porque no tenés un peso, porque sí, porque no.
       Yo descubrí que mis razones fundamentales para fumar tienen que ver con no lograr lo que quiero, o cuando las cosas no salen del todo bien.
       Esta semana he fumado de nuevo. Y como no logro bajar otra vez la cantidad de cigarrillos, sigo fumando.
       La interpretación seudo psicologicista que hago es que son esos momentos en que uno, medio en broma, dice "uy, me quiero morir". Y, efectivamente, voy y prendo un cigarrillo. Y luego otro, y otro más y así vamos.
       Creo, eso sí, que lo mejor que puedo hacer es seguir intentando cambiar esta mala costumbre. Hace bastante tiempo me pasó que escribía cuando me sentía mal, o me pasaban cosas tristes. Y, de alguna manera, estaba provocando infelicidades todo el tiempo solamente para tener algo sobre qué escribir. Cuando me dí cuenta de eso, dejé de escribir. No es que de pronto dejaran de ocurrir, pero sì dejé de provocarlas.
      Algo así me ha pasado con el cigarrillo: como me pasan cosas desagradables, fumo. Pero como he visto  y dejé dicho en entradas anteriores, el bienestar de no fumar es demasiado fuerte como para dejarlo pasar.
      De manera que no me presiono, pero sé que tengo que cambiar esta costumbre y buscar ayuda definitivamente. Lo que vengo haciendo me ha dado resultados temporarios, y necesito que sea definitivo.
      ¡Salud!

martes, 3 de julio de 2012

Repeticiones


Una gran cantidad de cosas ocurren repetitivamente. Cada año asistimos a los mismos hechos, en el mismo día, a la misma hora. Incluso acontecimientos extraordinarios, como el 29 de Febrero, se repite, de manera monótona, el 29 de Febrero.
Aún la Primavera, que tanta alegría nos causa, no deja de ocurrir cada 21 de Septiembre. Así también festejamos cumpleaños, aniversarios, lustros, décadas y siglos, ¡Ni que hablar de los milenios, aún con sus misteriosos trastornos como el fin de los tiempos o el Y2K!
Los humanos, por no ser menos, tenemos también nuestras rutinas; muchas de ellas debidas a la biología, contra las que poco podemos hacer –con suerte, dejar de respirar unos escasos minutos-, y otras hechas apropósitamente, como el trabajo, la escuela o ir al psicólogo, y acaso algunas más placenteras como encontrarnos con amigos, novias, practicar algún deporte.
Ocurre, eso sí, que las tales rutinas suelen aburrirnos, y hasta agobiarnos. E intentamos, desesperadamente, romperlas. Muchos, tenemos la suerte de haber creado la rutina de las vacaciones…
Otras veces, nos creamos rutinas que son perniciosas, como fumar, comer mal, romper cosas y algunas otras bellezas por el estilo, provocando de este modo la aparición de “siempre el mismo discurso”. Nos aburre que siempre nos recalquen lo mismo, pero no parece aburrirnos el seguir ejecutando las accionas que provocan el tal recalcamiento -o recalcación, si se prefiere.
Uno de los métodos de aprendizaje más arraigados en la historia de la humanidad es la repetición, y aquellos que fuimos educados dentro de los esquemas de dichos métodos, solemos repetir lo que aprendimos.
El problema que se nos plantea es cómo romper con las conductas que generan inconvenientes para nosotros mismos, a la vez que afectan a aquellos que nos rodean y conviven con nosotros. La difícil tarea de la vida es pasar siempre por los mismos lugares, y descubrir cosas nuevas en esas repetidas vueltas, sin sentirnos aburridos o agobiados.
Mientras tanto, lo más probable es que el mismo discurso siga repitiéndose.

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